Oraciones para todos los días
Señal de la cruz: En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Para arrepentirse de los pecados: “Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia, Ni retires de mí tu Santo Espíritu” (Salmo 51,3.12)
Jaculatoria: “Nuestra Señora de la Dulce Espera, Ruega por nosotros”
Día 6: María, nuestra madre, está atenta a nuestras necesidades
“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino’. Jesús le respondió: ‘Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía’. Pero su madre dijo a los sirvientes: ‘Hagan todo lo que él les diga.” (Jn. 2,1-5)
Reflexión: María manifiesta una maternidad nueva, según el Espíritu, cuando va al encuentro de las necesidades del hombre. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia (“no tienen vino”). Pero esto tiene un valor simbólico. María se ubica entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Como Madre, se sitúa “en medio”, se hace mediadora. Ella intercede por los hombres y es portavoz de la voluntad de su Hijo: “Hagan lo que él les diga.”
Oración: Madre del amor hermoso, intercede para que Jesús atienda nuestras necesidades. Enséñanos a hacer todo lo que Él nos dice y a pedir en la oración el conocimiento que todavía nos falta para tener el gusto profundo de las cosas de Dios. Que sepamos ver las necesidades de los que nos rodean y podamos brindarnos generosamente, ayudando especialmente a las mamás que, en este momento fundamental de sus vidas, se encuentran solas y desamparadas.
A cada intención respondemos: “Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.”
– Por las madres que están solas.
– Para que nadie se sienta abandonado o no querido.
– Por todos los que trabajan en defensa de la vida.
– Por la intención particular con que rezamos esta Novena.
Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Señor, danos tu bendición. Amén.