Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera, Día 5

Oraciones para todos los días

Señal de la cruz: En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Para arrepentirse de los pecados: “Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia, Ni retires de mí tu Santo Espíritu” (Salmo 51,3.12)

Jaculatoria: “Nuestra Señora de la Dulce Espera, Ruega por nosotros”

Día 5: Nuestro hijo, plan de amor de Dios Padre
“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y, acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: ‘Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’ Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. (Lc. 2,41-51)

Reflexión: Durante los años de su vida oculta en Nazaret, Jesús “vivía sujeto” a sus padres (Lc. 2, 51); sujeto a María pero también sujeto a José, su padre terrenal; de ahí que la gente considerara a Jesús como “el hijo del carpintero” (Mt. 13,55). Cuando el evangelista nos dice que “ellos (José y María) no entendieron lo que les decía”, pone de relieve que aún su madre vivía en la intimidad con el misterio de Jesús, Hijo de Dios, sólo por medio de la fe. Por eso dice la escritura: “Feliz de ti por haber creído” (Lc. 1,45).

Oración: Jesús, concédenos comprender, con la ayuda de tu gracia, las distintas situaciones que se nos van presentando en la vida, especialmente las más difíciles, aquellas en las que el dolor pone a prueba nuestra fe. María, Madre de los vivientes, que acogiste la Vida en nombre de todos y para el bien de todos, guíanos en el camino, protege a nuestras familias. Enséñanos a “estar en las cosas del Padre.”

A cada intención respondemos: “Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.”

– Por todos los niños.
– Por nuestras familias.
– Para que en todos los hogares haya compresión y amor.
– Por todos los chiquitos enfermos.
– Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Señor Jesús, bendice nuestra casa de manera que sigamos los pasos del humilde hogar de Nazaret. Amén.