Santos, Padre Pío

Festividad: 23 de septiembre
Nacionalidad: italiana
Sacerdote de la orden capuchina
Fecha beatificación: 2 de Mayo de 1999 por Juan Pablo II
Fecha de canonización: 16 de Junio de 2002 por Juan Pablo II

El padre Francesco Forgione nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Fue un niño muy sensible y espiritual. En la Iglesia Santa María de los Ángeles, la cual se podría decir fue como su hogar, fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. También en esta misma Iglesia fue donde a los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida.

“Siempre sean amorosamente humildes ante Dios y ante el hombre, porque Dios habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones.” – Padre Pío

Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión Jesús puso su mano en el hombro de Francisco, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Beneveto, y en febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de setiembre de 1968.

Padre Pío

Poco después de su ordenación, le volvieron las fiebres y los males que siempre le aquejaron durante sus estudios, y es enviado a su pueblo, Pietrelcina, para que se restableciera de salud. Luego de 8 años de sacerdocio, el 20 de setiembre de 1918, recibe los estigmas de Nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado izquierdo, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado.

En una carta que escribe a su director espiritual los describe así: “En medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor”. El 20 de septiembre de 1968 el Padre Pío cumplió 50 años de haber recibido por primera vez los estigmas del Señor Jesús. El Padre Pío celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar hubieron 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre… A los dos días murmurando por largas horas “Jesús, María!”, muere el Padre Pío, el 22 de septiembre de 1968.

Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto. El funeral del Padre Pío fue impresionante ya que se tuvo que esperar cuatro días para que la multitud de personas pasaran a despedirse. Se calcula que más de cien mil personas participaron del entierro. Al morir desaparecieron los estigmas con el cual el Señor ha confirmado su origen místico y sobrenatural.

“Para atraernos,Nuestro Señor nos regala un multitud de gracias que nosotros pensamos nos pueden llevar fácilmente al cielo. Mas no sabemos, que para crecer, necesitamos del pan básico: la cruz, la humillación, las pruebas y las negaciones”. – Padre Pío

Muchas han sido las sanciones y conversiones concedidas por la intercesión del Padre Pío e innumerables milagros han sido reportados a la Santa Sede. El 18 de diciembre, de 1997, Su Santidad Juan Pablo II pronunció venerable al Padre Pío. Este paso, aunque no tan ceremonioso como la beatificación y canonización, es ciertamente la parte más importante del proceso. Fue beatificado por su S.S. Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999 en una solemne Concelebración Eucarística en la Plaza San Pedro. El 16 de junio del 2002 fue declarado San Pío de Pietrelcina en presencia de S.S. Juan Pablo II, en una solemne misa en la Plaza San Pedro.

Oración

Bienaventurado P. Pío, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo.
El dolor marcó tu vida y te llamamos “Un crucificado sin Cruz”.

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda.

Ruega por nosotros.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

 

Extracto tomado de:
ACI Prensa
EWTN